El delegado de Misiones, en la audiencia del Papa (18-01-2023)
- On 18 de enero de 2023
Este miércoles, 18 de enero de 2023, dentro del curso de formación que los delegados diocesanos de Misiones que están realizando en Roma durante esta semana, han participado de la Audiencia General del Papa Francisco en el aulario Pablo VI.
El Papa Francisco ha impartido hoy su segunda catequesis sobre la pasión por la evangelización, el celo apostólico del creyente, centrándola en quien tiene que ser el modelo insuperable del anuncio, Jesús.
Él es la palabra, explicaba el Santo Padre, y el hecho de que sea la Palabra, que es la Palabra muestra “un aspecto esencial de Jesús: está siempre en relación, en salida, nunca aislado”, porque “la palabra, en efecto, existe para ser transmitida, comunicada”. Por eso Jesús está “Siempre mirando al Padre que lo envió y mirándonos a nosotros a quienes Él fue enviado”. Su primer gesto público, tras los años de su vida oculta en Nazaret, no es un gran prodigio, “sino que se mezcla con la gente que iba a ser bautizada por Juan. Así nos ofrece la clave de su acción en el mundo: darse a sí mismo por los pecadores, siendo solidario con nosotros sin distancias, en total participación de vida”.
Jesús, señalaba el Papa, cada día, después de la oración, “dedica toda su jornada a anunciar el Reino de Dios y lo dedica a las personas, especialmente a los más pobres y débiles, a los pecadores y a los enfermos. Es decir, Jesús está en contacto con el Padre en la oración y luego está en contacto con todo el pueblo para la misión, para la catequesis, para enseñar el camino al Reino de Dios”. Y se presenta a sí mismo como el Buen Pastor: “ser pastor no era sólo un trabajo, que requería tiempo y mucho compromiso; era una verdadera forma de vida: las veinticuatro horas del día, viviendo con el rebaño, acompañándolo a pastar, durmiendo entre las ovejas, cuidando de las más débiles. En otras palabras, Jesús no hace algo por nosotros, sino que lo da todo, da su vida por nosotros. El suyo es un corazón pastoral. Él nos está pastoreando a todos”.
Y el corazón pastoral, añadía el Papa Francisco, “sufre, el corazón pastoral se arriesga. Sufre: sí, Dios sufre por los que se van y, mientras lo llora, lo ama aún más. El Señor sufre cuando nos alejamos de su corazón. Sufre por aquellos que no conocen la belleza de su amor y el calor de su abrazo. Pero, en respuesta a este sufrimiento, no se retira, sino que se arriesga: deja las noventa y nueve ovejas que están seguras y se aventura en busca de la única que falta, haciendo así algo arriesgado y hasta irracional, pero en consonancia con su corazón pastoral, que echa de menos a los que se han ido”.
“Quizás hemos seguido y amado a Jesús durante mucho tiempo y nunca nos hemos preguntado si compartimos sus sentimientos, si sufrimos y nos arriesgamos en sintonía con el corazón de Jesús, con este corazón pastoral, cerca del corazón pastoral de Jesús”. Por eso, añadía, debemos pedir la “gracia de un corazón pastoral, abierto, que se pone cerca de todos, para llevar el mensaje del Señor y también para sentir nostalgia de Cristo por todos”.