Unión de enfermos misioneros

  • On 11 de febrero de 2025
  1. La Unión de Enfermos Misioneros nació el año 1928, fruto del espíritu misionero de Margarita Godet, una mujer laica que quería ser misionera pero estaba inmovilizada por la enfermedad. se ofreció entonces como “enferma misionera” al seminario de Misiones Extranjeras de París, una institución que enviaba gran número de misioneros a diversos lugares del mundo. El ejemplo e inspiración de Margarita están detrás de todo miembro de esta Unión. Desde entonces han sido millares los enfermos y mayores en el mundo que se han unido a este verdadero apostolado misionero.
  2. La Unión de Enfermos Misioneros se estableció en España en 1940 por obra del sacerdote de Pamplona, Ignacio Villanueva. En 1945 es acogida en la Pontificia Unión Misional, una de las cuatro Obras Misionales Pontificias, que tiene como uno de sus carismas específicos el formar a los fieles cristianos en su responsabilidad con la misión universal.
  1. Es una unión de oración y sacrificio que acoge a aquellos fieles que, experimentando la enfermedad, quieren ofrecer su sufrimiento por la misión de la Iglesia de llevar el mensaje de Jesús al mundo y por los misioneros.
  2. Pueden pertenecer a esta unión todos los enfermos, sin importar edad ni condición, que, padeciendo una enfermedad o algún tipo de discapacidad crónica o de larga duración o la ancianidad, se sientan llamados por Dios a unirse al dolor redentor de Cristo con espíritu misionero.
  3. la aportación que hace el enfermo misionero a esta unión misionera es el ofrecimiento a Dios de los momentos difíciles que tiene toda enfermedad. La pertenencia a la Unión de Enfermos Misionero no implica contribuir con cuota alguna a su sostenimiento.
  4. Los enfermos misioneros vivirán de modo especial las jornadas misioneras que dispone la Iglesia española a lo largo del año, como son la Jornada Misionera Mundial (DOMUND), Infancia Misionera, Vocaciones Nativas, Día de Hispanoamérica, Día de los Catequistas Nativos, además del día de los misioneros diocesanos o de la diócesis misionera, propuesta por su propia diócesis.
  1. Ofrece sus obras, su sufrimiento y sus oraciones por la santificación de los misioneros, por el aumento de las vocaciones misioneras y por la extensión del mensaje salvífico de Cristo en el mundo: “Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, a favor de su cuerpo que es la Iglesia” (Colosenses 1, 24).
  2. Es misionero en el propio ambiente familiar y social, en unión a los misioneros, ofreciendo el propio sufrimiento y enfermedad, siendo portadores de esperanza para otros enfermos, familiares y personas que les acompañan: “Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen” (Efesios 4, 29).
  3. santifica la enfermedad como medio de unión con Dios y con los demás, que implica el amor a quienes están cerca y se extiende a los que están lejos, de manera que sean apóstoles de la presencia de Dios en el mundo: “Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí (Gálatas 2, 19-20).
  1. Los miembros de la Unión hacen todos los días su ofrecimiento diario como enfermos misioneros, con el que se unen a la Celebración Eucarística que se esté celebrando en ese momento en algún lugar del mundo, ofreciendo sus oraciones y sufrimientos, sus alegrías y esperanzas de ese día.
  2. tienen presentes la intercesión de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones y doctora de la Iglesia, de San Francisco Javier, patrono de las misiones y, del popularmente conocido Beato Lolo, Manuel Lozano Garrido, laico de Jaén, colaborador de la Unión y él mismo enfermo misionero.
  3. Como signo de su unión a todos los enfermos misioneros, recibe el tríptico de enfermos, que es un recordatorio de su vinculación con la misión y los misioneros.

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