¡Gracias por ser parte activa de la misión!
- On 19 de octubre de 2024
Palabras de D. Fernando José Zapata, delegado de Misiones de Albacete.
Este año, el Domingo Mundial de las Misiones nos invita a dirigir la mirada hacia aquellos “cruces de caminos” donde se encuentran tantos hermanos nuestros que necesitan descubrir el amor de Dios. El lema de este año, “Id e invitad a todos al banquete”, resuena como una llamada urgente a no quedarnos quietos, sino a salir al encuentro de los más necesitados, de los que viven al margen, de aquellos que aún no han sentido la invitación de Dios.
Hace unas semanas, tuve el privilegio de viajar a Calcuta para compartir con las Misioneras de la Caridad y profundizar en la espiritualidad de Madre Teresa. Lo que vi allí me conmovió profundamente: una pobreza que te golpea el corazón y que te hace preguntarte cómo es posible que vivamos en el mismo mundo. En medio de ese sufrimiento tan desgarrador, encontré también la sonrisa de quienes, en el nombre de Jesucristo, salen a buscar la dignidad perdida de tantas personas. Aquellas hermanas, que entregan su vida en las calles de Calcuta, me recordaron que la esperanza siempre tiene la última palabra.
Recuerdo un momento muy especial: coger de la mano a un moribundo y darle la bendición. Fue un gesto sencillo, pero para mí fue como tocar el rostro de Cristo en ese hombre, un reflejo de lo que significa ser Iglesia, ser misionero. Llevar la luz y la presencia de Dios a los rincones más oscuros es la misión a la que todos estamos llamados.
Esta llamada no es solo para los que van a tierras lejanas, sino también para todos nosotros. Desde nuestras parroquias, colegios e instituciones de Albacete, hemos demostrado una generosidad inmensa apoyando a nuestros misioneros. Agradezco de corazón esa colaboración constante, que nos permite ser parte activa en la misión de la Iglesia. Vuestra ayuda, tanto en oración como en apoyo económico, es esencial para llegar a tantos que sufren, para que ellos también puedan sentarse en el ban quete de la vida.
Os animo a seguir rezando por los misioneros, por aquellos que dejan todo para anunciar a Cristo en los lugares más difíciles. Nosotros, como ellos, estamos llamados a invitar a todos al Banquete de la fraternidad. Y es a través de nuestra cercanía, ternura y compasión que el mundo podrá descubrir el rostro de Dios.
Señor, ¿a quiénes nos falta por invitar a tu fiesta? Guía nuestros pasos hacia ellos… Que nuestra oración y nuestro compromiso sigan sosteniendo a quienes dedican su vida a llevar el Evangelio a los más pobres. Que María, la Madre que estuvo presente en las bodas de Caná, nos enseñe a vivir con esa misma alegría y entrega.